Las CC.AA. ponen en riesgo la salud de los enfermeros al incumplir la normativa sobre bioseguridad


Desde 2013 la directiva europea que regula la bioseguridad es de obligado cumplimiento. Sin embargo, no sólo no se han reducido los riesgos biológicos por pinchazos accidentales que sufren los enfermeros sino que han aumentado. Así, han pasado de 4619 en 2013 a 5560 en 2015 en hospitales, y de 98 a 123 en centro de salud. De hecho, según el estudio que ha presentado el Observatorio de Bioseguridad de la Mesa de la Profesión Enfermera, –integrada por el Consejo General de Enfermería y por el Sindicato de Enfermería, SATSE–, casi el 96% de los encuestados afirma que se han producido accidentes biológicos en los centros hospitalarios, especialmente en urgencias y cuidados críticos y quirófano.

El estudio, realizado a través de encuestas online a las enfermeras centinela del observatorio de 144 hospitales y centros de salud de todo el territorio nacional también concluye que existe una considerable infradeclaración. El 32% de los accidentes biológicos ocurridos en los hospitales y el 24% en los centros de salud no se declara ante el servicio de prevención. Ello eleva de forma sustancial la cifra real de accidentalidad por pinchazo, corte o salpicadura, respecto de los accidentes efectivamente registrados. “Este hallazgo, detectado por el estudio presentado hoy, pone de manifiesto el incumplimiento de la normativa vigente sobre bioseguridad sanitaria, con el consecuente riesgo para la salud de los enfermeros”, afirma la Mesa.

Como explicaba Manuel Cascos, presidente de SATSE, “las lesiones pon pinchazo accidental son el principal riesgo para la enfermería, pues favorecen el contagio de más de 20 virus, que incluyen el VIH, así como la hepatitis B o C”.

Para la Mesa de la Profesión Enfermera, “hay dos elementos muy importantes que pueden influir significativamente en este aumento de la accidentalidad. Por un lado, la falta de evaluación específica de riesgos laborales, y, por otro, la ausencia de formación acreditada en materia preventiva a los propios profesionales” a lo que suma la sobrecarga asistencial. De hecho, el 35,4% de los centros no cuenta con un procedimiento de trabajo seguro, que considere las condiciones laborales de las enfermeras (sobrecarga, dotación de personal, factores psicosociales, etc.).

Distribución desigual

La prevención de lesiones causadas por instrumentos cortantes y punzantes en el sector sanitario exige establecer procedimientos de bioseguridad y la introducción de dispositivos con mecanismos de bioseguridad integrados, como agujas retráctiles, por ejemplo. Pero estos avances no están suficientemente implantados, y su observación no es ni total ni homogénea en el conjunto de centros del Sistema Nacional de Salud (SNS). Así, sólo el 30,1% de los encuestados afirma que en su centro de salud han proporcionado material de bioseguridad en gran medida, mientras que este dato se sitúa entre el 48 y el 51% en hospitales.

Por comunidades autónomas Galicia, Asturias, Aragón y Cataluña son las comunidades que menos han implantado las agujas seguras. Asturias está muy por debajo de la media en la sustitución de palometas para extraer sangre, y Galicia sólo llega al 10% en las jeringuillas para diabéticos. El único apartado donde existe una tasa de cumplimiento efectiva es en las lancetas para la extracción de sangre capilar. Sin embargo, como recordaba Rafael Jesús López, vicesecretario general del Consejo General de Enfermería y experto en bioseguridad, “desde 2013 la normativa obliga a todas las comunidades autónomas a sustituir todo el material corto-punzante peligroso por otro de bioseguridad. El que haya centros donde todavía cuenten con material antiguo es inadmisible pues el propio empleador es que el está poniendo en riesgo la seguridad de los enfermeros”, explicaba en la rueda de prensa.

Y no sólo es que no hayan sustituido el material antiguo, Manuel Cascos, presidente SATSE ponía el ejemplo de Andalucía, donde pese a ser una comunidad con un alto grado de cumplimiento de la directiva, “para la actual campaña de la gripe han adquirido un millón de dosis de vacunas sin protección de seguridad. Eso son un millón de posibilidades de que un enfermero se pinche de forma accidental”.

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