Pacientes claustrofóbicos ante la resonancia magnética. cómo ayudarles
Un procedimiento aparentemente tan sencillo como someterse a una resonancia magnética puede convertirse en una experiencia muy estresante para aquellos pacientes que sufren temor a los espacios cerrados. En algunos casos, cuando se trata de una verdadera fobia, pueden darse ataques de pánico que imposibilitan la realización de la prueba. Los pacientes clautrofóbicos se obsesionan desde semanas antes de la resonancia programada e incluso tienen pesadillas.
Para ayudar a estos pacientes a superar sus limitaciones y conseguir que se sometan a la resonancia en óptimas condiciones, el Hospital Reina Sofía de Córdoba puso en marcha hace tres años un programa pionero de entrenamiento del que ya se han beneficiado más de 800 pacientes. Además de a pacientes claustrofóbicos, está dirigido a aquellos con signos de haber sufrido alguna crisis ante la realización de una resonancia previa.
Algunos pacientes tienen pesadillas en los días previos”
La ideóloga y coordinadora del programa es la enfermera Carmen Ramírez, adjunta a la supervisión y responsable de la gestión de cuidados de la Unidad de Gestión Clínica de Radiodiagnóstico. Ramírez es, además, logopeda acreditada por la Agencia Andaluza de Calidad Asistencial. Ella se encarga de atender a los pacientes que llegan a la Unidad con este tipo de miedos.
Desde hace muchos años, algunos centros cuentan con máquinas de resonancia abierta al servicio de los pacientes claustrofóbicos, pero Ramírez explica a DiarioEnfermero.es que “por la experiencia que hemos tenido con ellas sabemos que estos pacientes no han conseguido hacerse la prueba ni siquiera en la abierta. Además, la calidad de imagen no es la misma. Sin embargo, después han venido con nosotros, se han sometido al programa, y han podido hacerse la resonancia en la máquina cerrada”. Otra alternativa, explica, es la sedación, pero conlleva una serie de riesgos que siempre es mejor evitar.
Proceso de “desensibilización”
El proceso que Ramírez aplica consiste, básicamente, en realizar un entrenamiento previo con los pacientes, utilizando la técnica de desensibilización sistemática. ”En el momento en que nos derivan las solicitudes, captamos a los pacientes por vía telefónica”, explica. “Entonces le proponemos hacer unos ejercicios de preparación en casa, unos días antes de la prueba, ejercicios que consisten en técnicas respiratorias de relajación y visualización de imágenes mentales”. Ésto último se utiliza con frecuencia para el entrenamiento de deportistas de élite, y consiste en enseñar al paciente a fijar en la mente una imagen que le sugiera bienestar. “Esa será la imagen que le animaremos a evocar durante la realización de la prueba, y que le ayudará a desvincularse emocionalmente de ella”, asegura la enfermera. En ese punto, destaca, es fundamental la información que se le da al paciente sobre el procedimiento al que se le va a someter. “Debe conocer todos los pasos”.
La técnica de visualización de imágenes mentales se utiliza mucho con deportistas de élite”
Una vez llega la Unidad de Radiodiagnóstico, la enfermera permanece junto a él durante toda la prueba y se permite, además, la presencia de familiares acompañantes. Durante la resonancia, la enfermera emplea técnicas de musicoterapia para contribuir a la tranquilidad del paciente y le pide que mantenga los ojos cerrados.
De noche, mejor
Las citas que se dan a la mayoría de los pacientes claustrofóbicos que llegan al Hospital Reina Sofía de Córdoba se programan en horario nocturno para favorecer la tranquilidad. “El Servicio de Radiodiagnóstico está mucho más calmado de noche. La presión asistencial es menor, no hay apenas exploraciones de urgencia y disponemos de más tiempo para dedicarnos al paciente”, asegura Ramírez.
El 98% de los pacientes vence el miedo”
Por este programa pasó en 2013 el 1,44 por ciento del total de los 19.324 pacientes que se realizaron una resonancia ese año en el Hospital Reina Sofía, en consonancia con los estudios internacionales que concluyen que un 2,3% de los pacientes programados para realizarse esta prueba sufre claustrofobia.
“De cada 100 pacientes derivados a nuestro programa, conseguimos que 98 se hagan la prueba”, concluye Ramírez, satisfecha.
REDACCIÓN CGE